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jueves, 31 de agosto de 2006

BASADO EN UN HECHO DE LA VIDA REAL


En la presente edición de Nacional Geographic, la revista edición especial para EL+CHAMULLERO relataremos la vivencia extrema a la cual tuvo que someterse el trastornado antes citado.
Todo comenzó una tarde, fuimos a Puerto Montt, al banco, a buscar plata, posteriormente almorzamos en el mall, nos comimos una pizza, tomamos algo, todo normal.
Al salir del mall, vimos una micro, la tomamos para conocer mas allá de lo conocido, todo bien hasta entonces,. y comenzaron a pasar poblados tras poblados primero fue Pelluco, Chamiza, Piedra Azul, claro se veía medio urbanizado con ciertos rasgos de campo hasta piedra azul, en ese sitio nos dimos cuenta que el minibús en el cual estábamos quedaba cada vez con menos gente, la señora que viajaba al lado de mi madre se bajo, la adolescente que me hacia ojitos también, en fin, todos bajaron, solo quedo una persona.
El bus doblo por un camino que no estaba pavimentado, cosa que no tenia novedad, ya que recién habían terminado de asfaltar una pista de la ruta 7, la famosísima carretera austral y es aquí donde comienza mi historia.
La mujer que quedaba se bajo raudamente del bus y se fue caminando, nosotros al percatarnos en el acto de casi la ausencia de vida turística en la zona nos preocupo, ya que no existía un paradero de micros, al bajarnos mi madre le pregunto al chofer, cada cuanto tiempo pasaban y el le respondió que era el único que venia para acá y que pasaría a buscarnos a las 7, yo en ese preciso instante me preocupe, eran cerca de las tres de la tarde en una playa, a orillas del mar, la señal de los celulares no existía, como dijo el chofer, no existe señal de ninguna compañía en la zona, en lo personal quede anonadado, una playa de piedras tiradas para rocas, ningún establecimiento de comestibles, nada y quedaban 4 horas, bueno, yo intentaba por todos los medios creer que el bus llegaría a la hora señalada, mientas tanto me puse a recorrer con mi visión de geógrafo todo lo que nos rodeaba, en plena bahía del caserío, que se llama Quillaipe, existía un cultivo de moluscos que era controlada por una universidad, también existían unas rocas, a las cuales me subí para intentar captar alguna señal de celular y lo hice, era solo una barrita, pero lo suficiente para que mi buen amigo celular hiciera lo suyo, pero con todo este traqueteo era las 5 y faltaban dos horas para que nuestro transporte llegara a buscarnos, para mi un suplicio, continuo pasando el tiempo y mi madre con mi hermana y una tía se pusieron a mariscar, lugar desolado, poseía una nutrida fauna marina para la recolección de moluscos cerca de la costa, así que se trajeron bastantes cholguitas y nos dieron las 6 y yo dije, vamos al camino principal para tomar el bus en ese sitio, teniendo la certeza de que el bus no llegaría, además rezaba para que en el camino principal, carretera austral, existiese algún kiosco, después de 10 minutos aproximados llegamos y divisamos un pequeño negocio, fuimos hasta él y nos dijeron que debíamos esperar hasta que llegara el que atendía, ya que estaba guardando el ganado en el monte, pasó una micro que venia desde caleta Gonzalo, pero no paro ya que venia llena, y en esos minutos comenzó mi tragedia, claro, ver pasar buses llenos que no paran, vehículos que tampoco lo hacían, y la hora continuaba su ritmo sin cesar, llego el vendedor, el que tenia el monopolio de productos y el muy usurero cobro luca por una bebida de 1.5 litros, que no estaba ni helada y el calor que hacia, cosa de un sinvergüenza, bueno y dieron las siete y nuestro querido chofer no llegaba y el tiempo se me hacia eterno y llegaron las 7:30 y buses llenos y nadie llevaba y la desesperación apareció y me dio la rabia por haber creído en conocer nuevos rumbos y sin poder retornar, claro, optamos por caminar, y si en micro fueron como 30 minutos nosotros en 15 estábamos a unos cuantos metros del comienzo y ya eran las 8:00 y se empezaba a guardar el sol y aparecer las estrellas y nadie nos llevaba, hasta que un gentil y amable hombre que se encargaba de llevar el combustible a las maquinas nos llevo hasta un lugar donde si llegan y paran micros y nos salvo la vida, esa fue mi experiencia mas traumática de vacaciones, estar sin alimentos ni agua, sin transporte sin nada, pero afortunadamente todo salio bien, claro, le dije a mi madre que para la otra saliera sola, pero me dijo que estuvo buena la aventura ¿o no?
Si usted llego hasta aquí lo felicito, porque se mamo una historia real no chamullada, por su atención gracias y hasta una nueva oportunidad
Chaus!!!!