- Por efectos del terremoto, el centro de Talcahuano resultó gravemente afectado. Las medidas y planes para reconstruir la cuidad, propuestas por el municipio, han sido escasas.
- La disminución del riesgo de un nuevo tsunami se puede concretar con una costanera con enrocado, muros costeros de protección y bosques de mitigación, ideas que están en estudio, por parte del municipio.
Chile es un país sísmico y la recurrencia de eventos como el del 27/F con un terremoto y tsunami frente a nuestras costas, según expertos, es cada 50 años. El correcto asentamiento de la población e identificar las zonas de riesgo son medidas prioritarias para disminuir la vulnerabilidad de las zonas afectadas y minimizar los riesgos ante amenazas futuras, pero ¿Qué ocurre hoy con la reconstrucción de Talcahuano?
Para Carolina Martínez Reyes, Geomorfóloga y docente de la UdeC, no existe una política ordenada para establecer un área segura y evitar futuros desastres. Recalca que no todos los eventos se comportan de la misma forma, situación no considerada en los planes de hoy.
Lo ideal para prevenir futuras catástrofes es contar con buenos estudios, determinar cuál es la variable asociada a la vulnerabilidad que se debe controlar, es decir reducir los niveles de peligrosidad, conocer el escenario de peligrosidad y también cómo se debe ocupar el territorio. Si se tienen bien definidos los riesgos de peligrosidad para un tsunami se puede determinar qué realmente sirve, si son murallas de contención o arboledas, pero eso hasta ahora no se hace, según la profesional.
Rodrigo Sanhueza Contreras, geógrafo y urbanista que estuvo en la reestructuración del plano regulador de Talcahuano, es enfático en señalar que la reconstrucción es una tarea lenta: “para una obra de mitigación hay que esperar que se hagan los planes, se tengan los fondos, se realicen las expropiaciones y que crezcan los árboles, por ejemplo. Es un periodo largo, mínimo 15 años”.
Para esta nueva planificación de la ciudad se agregaron las variables generadas por el terremoto y tsunami, donde se incluyeron las alturas de ola y las distancias hasta donde llegó la inundación, para modificar las normas urbanísticas y así mitigar impactos futuros.
Las obras de mitigación y resguardo de la población
Para minimizar los efectos de un nuevo tsunami se necesitan entre 100 a 150 metros de bosques de mitigación y un muro contenedor con una costanera para la zona comercial.
El geógrafo Rodrigo Sanhueza Contreras destaca que no se puede sacar a la población de Talcahuano, lo que si se busca es disminuir la densidad habitacional para disminuir riesgos, un proceso que no involucre erradicar población, sino restringir construcciones y ampliaciones.
Sobre las instituciones que se encuentran frente a la costa, como el liceo A-21, no se aprecia en el corto plazo un plan de erradicar el lugar, lo que a juicio del especialista es un peligro, debido a los daños que tuvo el establecimiento por el evento, con un barco en el patio, no es sólo el agua por una inundación lo que la puede afectar, sino lo que ésta lleva consigo, como barcos entre otras.
Otro foco de peligro es que ciertos equipamientos que son estratégicos, como de salud, seguridad y bomberos, están en una zona de inundación y en ese sentido, la idea de mover colegios, policlínicos y cuarteles de bomberos es una decisión que si no se ha concretado todavía debe adoptarse en algún momento.
El centro de Talcahuano, al igual que el de muchas ciudades costeras de Chile, está ubicado en zonas inundables, por lo que no es posible desabitar una ciudad, pero sí cautelar que determinados usos y equipamientos no estén en zonas de peligro.
A Talcahuano el terremoto le dio una oportunidad, ya que antes no se veía el mar desde la ciudad. El tsunami destruyó la infraestructura que estaba frente al mar, lo que ahora da la posibilidad de construir una buena costanera que cumpla funciones de paseo con vista al mar para sus habitantes y que al mismo tiempo con un buen enrocado y una altura suficiente que permita mitigar los efectos de un tsunami.
Al comercio le faltan líderes y gestores
Andrés Ananías Ananías, dueño de Calzados Coral, local comercial del centro de Talcahuano, el que antes del 27/F tenía tres locales y hoy cuenta con sólo un local y cinco de sus 11 empleados.
Él, junto a otras tres comerciantes fueron los primeros en abrir locales en el puerto el 6 de mayo de 2010, el resto del comercio estaba en el mercado porque ahí no pagaban IVA.
Hubo comerciantes que no tenían seguro, otros que fueron muy mal pagados por éstos y otros que aún no son pagados, lo que desmotivó la reinstalación del comercio en la ciudad.
“Hay muchos que no apuestan ni creen en Talcahuano, las autoridades deberían vender la imagen de la ciudad” dice muy pesimista. Para él, debería aprovecharse la oportunidad de crecer, construir estacionamientos subterráneos, que los servicios que el estado provee vuelvan al centro, todos se fueron lejos del puerto.
Entre los desinsentivos a la reactivación de la zona está el daño causado por el terremoto, el tsunami, los saqueos, el no pago de los seguros y problemas con la Dirección del Trabajo “eso desincentiva a cualquiera, uno se aburre de pelear”, comenta el empresario.
Para el comercio no se ven programas sólidos, se incentiva al comercio pequeño, Sercotec apoya a quienes perciben hasta $ 4 millones al mes, no a las tiendas grandes que dan trabajo a más personas.
Otro de los problemas son los clientes de Talcahuano, los que se acostumbraron a ir a otras partes. A 2 años se ve una reconstrucción lentísima, no hay ayuda y no hay incentivo, por lo tanto la gente va a otras partes a comprar, agrega el empresario chorero.
Talcahuano, una mirada a futuro
El municipio de Talcahuano no busca reconstruir la ciudad, sino que intenta refundarla. La catástrofe se ve como una oportunidad de transformar y para ello se concretó la Unidad de Reconstrucción y Atrición de Inversión de Talcahuano.
“Se busca recuperar la capacidad portuaria, desarrollar un eje turístico aprovechando el Monitor Huascar, que recibe 250 mil visitas al año, las que no retribuyen nada a la cuidad, ya que no hay servicios asociados alrededor” explica Raúl Súnico Galdames, jefe de la unidad.
El proyecto que busca cambiar la cara al centro es el de la Posa, el que incluye una bentoteca, el mercado nuevo, un mirador, el embarcadero y una plaza ciudadana. Todo ello se va a incorporar con el Huascar, además del Museo Naval que instalará la Armada y un acuario para el desarrollo del turismo en la zona.
El acuario es un proyecto en el que se está trabajando entre el municipio y la Ucsc, el que es definido por el Sernatur como una de las tres estrategias para el desarrollo del turismo en la región, ya que no existe un atractivo tan potente en la zona y le daría una mayor importancia a los otros íconos como el Huascar y el próximo Museo Naval, explican desde el municipio.
Otra de las tareas que se tienen en carpeta es sacar la descarga pesquera del centro. El municipio pretende que Emporchi deje el lugar que tienen en el borde costero y entregue parte de sus instalaciones al municipio para tener desde el actual puerto pesquero hasta el puerto comercial, una costanera con restoranes y pubs. La finalidad es que la gente de Talcahuano vea otra vez el mar.
Estas obras son parte de las medidas de mitigación, que con un cambio en el plano regulador en el borde costero además de viviendas con palafitos, una carretera que pueda unir el puerto con la ruta interportuaria y un parque anti tsunami en Salinas existiría otro Talcahuano con una nueva visión más turística.
Los especialistas dicen que no hay una regla para prevenir eventos futuros. Tampoco un hilo conductor para llevar la reconstrucción. Independiente de dónde venga o cómo se genere un tsunami, la gestión debiera ser efectiva considerando las medidas mínimas que pueden arrojar los estudios y así prevenir daños y perjuicios a las personas y al entorno.
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